Estas son algunas fotos de los 4 días que estuvimos el pasado fin de semana en Faro (Algarve, Portugal) de camping en la mega y super concentración motera mundial. Lo pasamos genial, hubo muy buen ambiente, muchas motos y rarezas motorizadas, buena comida y música non stop -casi 24 hs de ritmos varios que impedían conciliar el sueño!-, además de la buena compañía de los 3 jinetes que nos acompañaron de diferentes puntos de la península (Murcia, Alicante y Madrid, respectivamente) llamados Kampu -gracias por dejar que te acompañemos!-, Jorge y Chema.
El recinto de acampada era inmenso, repleto de seguridad y con zonas delimitadas para peatones, ya que eso era un ir y venir de motos permanente. En el predio había baños químicos en diversos puntos y duchas públicas -con agua fría, pero el calor reinante hacía agradecer el baño-, muchos bares y puestos de comida -pizza, panchitos, hamburguesas, kebab, asados, etc-, un enorme comedor cubierto y una zona de conciertos impresionante, al mejor estilo de los festivales rockeros donde no faltan luces y pantallas gigantes. Además, había puestos de venta intinerante de lo más variopinta, aunque la mayoría relacionados con el mundo de la moto: equipación, piezas de fibra de vidrio y mecánica; camisetas y souvenires, banderas y alforjas, detalles en cuero y un univeerso de pins y detalles moteros.
Pudimos desconectar y recargar las pilas...lástima que el día de regreso llegó muy pronto! Además de estar en el camping, el último día visitamos el pueblo de Faro y sus espectaculares playas atlánticas, con un mar frío y revoltoso aunque cristalino, salvaje, como el que recuerdo de mi ciudad natal Mar del Plata.
El jueves, cuando salimos desde Alicante, pasamos medio día en viaje e hicimos noche en Antequera. Viernes temprano, de un tirón a Faro -llenas de ansiedad!-, y el domingo depués de comer, y dar la vuelta de rigor por la zona, volvimos hacia casa y llegamos a las 2 de la madrugada del lunes!. Fueron 1.600 km entre ida y vuelta, pero valió la pena. Es una experiencia para repetir! El año próximo espero poder ir en un mega scooter propio... soñar no cuesta nada!
El recinto de acampada era inmenso, repleto de seguridad y con zonas delimitadas para peatones, ya que eso era un ir y venir de motos permanente. En el predio había baños químicos en diversos puntos y duchas públicas -con agua fría, pero el calor reinante hacía agradecer el baño-, muchos bares y puestos de comida -pizza, panchitos, hamburguesas, kebab, asados, etc-, un enorme comedor cubierto y una zona de conciertos impresionante, al mejor estilo de los festivales rockeros donde no faltan luces y pantallas gigantes. Además, había puestos de venta intinerante de lo más variopinta, aunque la mayoría relacionados con el mundo de la moto: equipación, piezas de fibra de vidrio y mecánica; camisetas y souvenires, banderas y alforjas, detalles en cuero y un univeerso de pins y detalles moteros.
Pudimos desconectar y recargar las pilas...lástima que el día de regreso llegó muy pronto! Además de estar en el camping, el último día visitamos el pueblo de Faro y sus espectaculares playas atlánticas, con un mar frío y revoltoso aunque cristalino, salvaje, como el que recuerdo de mi ciudad natal Mar del Plata.
El jueves, cuando salimos desde Alicante, pasamos medio día en viaje e hicimos noche en Antequera. Viernes temprano, de un tirón a Faro -llenas de ansiedad!-, y el domingo depués de comer, y dar la vuelta de rigor por la zona, volvimos hacia casa y llegamos a las 2 de la madrugada del lunes!. Fueron 1.600 km entre ida y vuelta, pero valió la pena. Es una experiencia para repetir! El año próximo espero poder ir en un mega scooter propio... soñar no cuesta nada!
Primera scooter, ya vendida.
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