Esta moto es obra de Istvan Puskas, que con 52 años quería tener su propia moto. Claro que no todo está hecho de madera, las excepciones son el motor y algunas partes que por su razón de ser no pueden ser de otra cosa que metal o goma, como los neumáticos. Y el manillar, es una cornamenta de vaca, no podía ser más ecológico.
Dos años de dedicación le ha costado fabricarla, pero sin duda el esfuerzo ha merecido la pena. Ahora puede pasear por las calles de su localidad y lucir su moto por todo el mundo gracias a Internet. Al ser de madera cuando esta moto llegue al fin de sus días se degradará. Pero si su propietario se cansa antes, puede usarla para hacer un buen asado.
Fuente: Contramanillar
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