Tras un par de caídas en parado -las típicas, en las que no te pasa nada, ni a tu moto-, llegó el día en que mi querida Yamaha SR250 sin aviso, me diera un abrazo sobre la pierna izquierda en una caída de lo más tonta y a muy poca velocidad.
Resultado: un esquince grado II-III y rotura del ligamento cruzado anterior. Si no hay contraindicaciones, lo más probables es que pronto pase por quirófano, a estrenar 'tendón'. Lo peor es que desde las fiestas navideñas, cuando sucedió la caída, no puedo usar la moto (ni caminar, ya que voy con muletas) y estimo que hasta dentro de bastantes meses (dicen que de 4 a 8, según evolucione) no estaré en condiciones de subirme a ellas...
Moraleja: aunque lleves una moto de baja cilindrada, ponéle los topes anticaída o las defensas. Son una gran inversión, pueden ser la diferencia entre un simple gran hematoma y una dolorosa operación... Y mucha atención al manillar, que cualquier distracción se lamenta.